MEMORIA E IDENTIDAD: los trabajadores de las jangadas.
Ciudad de Federación, Argentina
Lucas H. Martínez 1
María Rosa Catullo 2
En este trabajo traemos al presente, a partir del recuerdo de los propios actores sociales, la actividad que los trabajadores de la madera de la localidad de Federación (Noroeste de Entre Ríos) llevaron a cabo en la época en que la madera era transportada a través del Río Uruguay mediante el sistema de jangadas o balsas. Una actividad que comenzó a fines del siglo XIX y finalizó a mediados de 1960.Desarrollaremos los diferentes pasos que debía recorrer la madera antes de partir hacia Buenos Aires: desde su llegada a las playas federaenses, su paso por los lavadores, los estivadores y la etapa del secado.
Nos encausamos en la memoria de las personas que han vivenciado ese quehacer cotidiano, recuperando parte de una etapa apenas nombrada en la historia regional, pero que ha quedado muy marcada en la gente que participo de la misma. Revalorizando así su participación en una actividad importantísima que influyó en la conformación de la identidad federaense: la actividad maderera.
resumo
Neste trabalho trazemos ao presente, a partir das lembraças dos próprios atores sociais, a atividade que os trabalhadores da madeira da localidade de Federación (Noroeste de Entre Ríos) levaram a cabo na epoca em que a madeira se trasnportaba a traves do rio Uruguai mediante o sistema de balsas o jangadas. Uma atividade que comencou a fines do século XIX e que finalizara a meados de 1960. Desemvolveremos os diferentes pasos que devia percorrer a madeira antes de partir hacia Buenos Aires: desde sua chegada as praias federaenses, su passo pelos lavadores, os estivadores e a etapa do secado.
Nos processamos na memoria das pessoas que têm vivençiado esse afazer cotidiano, recuperando parte de uma etapa apenas renomado na historia regional, mas que tem ficado muito marcada na gente que participara da mesma. Revalorizando de esse jeito sua participaçao em uma atividade importantissima que influio em a conformaçao da identidade federaeense: a atividade madereira.
Abstract
In this paper we bring to present, starting from the memory of the own social actors, the activity that of the workmen of wood in the Federación city (Norwest of Entre Ríos) carry out in the at that time that dthe wood was transportated across through of de Uruguay river by means of the “jangadas”, pool system. The activity that began in the last of XIX century and that finished halfway through 1960. We will development the different steps that would be must to cover the wood before to leave to Buenos Aires: from their arrival to the “federaenses” beaches, their step for the “lavadores”, the “secadores” and the period of “secado”. We will prosecute in the memory of the persons that they was experienced these daily work recuperating a part of one stage scarcely mencionated in the regional history, but that be stay very marked in the people that participated in this work. Appreciating in this form, their participation in one activity very important that influenced in the struture the “federaense” identity: the wood activity.
INTRODUCCIÓN
“Yo lo que te puedo decir es que era chico, yo nací en el 39. Era chico y ya se trabajaba la madera, o sea que…yo creo que balsas acá empezó a venir a finales de los años 30 o a mediados de los años 30… ” ( habitante de Federación).
A través del tiempo se pierden materiales y se desvanecen contextos socio-ambientales indispensables para una mejor comprensión de nuestro pasado; lo mismo pasa con la memoria de las personas. A pesar de estar influenciada por el contexto social y la experiencia personal, la memoria es una fuente inagotable de información tan válida como la escritura a la hora de estudiar la historia de una comunidad y rescatar parte de su patrimonio cultural.
El objetivo de este texto es describir y recuperar, a partir del recuerdo de los propios trabajadores, las prácticas de una etapa de una de las actividades económicas más importantes que tuvo y tiene la ciudad de Federación: la actividad maderera3. Nos centraremos en el trabajo que un conjunto de hombres realizaba desde que llegaba la madera por el río Uruguay, desde el sur de Brasil y la provincia de Misiones, hasta el traslado de la misma a su destino final: la ciudad de Buenos Aires.
Nos situamos en la época en que el Río Uruguay se utilizaba como vía de transporte de la madera por medio de las llamadas “jangadas” o balsas; un periodo que abarca desde finales del siglo XIX hasta mediados de la década de los ´60 (Poenitz, 1974). En esos tiempos el “pueblo de Federación”, fundado en 1847 por el gobernador Gral. Justo José de Urquiza a orillas del río Uruguay, en el noreste de la Provincia de Entre Ríos, aún no había sido relocalizada en el actual ejido urbano4.
A principios del siglo pasado, Federación se transformó en el último punto sur de atraque para la navegación - sobre el Río Uruguay- anterior a las restingas de Salto Grande (los saltos de agua Grande y Chico). Con el tiempo se convirtió en un centro importador de madera de gran magnitud, que a comienzos de la década de 1920 toma mayor impulso con la instalación de los primeros aserraderos, tornándose así, en un factor decisivo para la economía federaense. Este crecimiento de la actividad maderera se ve plasmado con el surgimiento, al norte de la planta urbana de la ciudad y a orillas del Río, del llamado “barrio Industrial”.
Consideramos a “la actividad maderera” como uno de los elementos importantes de la identidad federaense, que iniciándose en esa etapa, se transformó con el tiempo, en parte de la vida cotidiana laboral local. (ver figura 1)
¿En qué consistían las jangadas o balsas?
De acuerdo a los informantes, llegaban a la ciudad de Federación dos tipos diferentes de jangadas o balsas5. Una de ellas estaba constituida por madera de pino (Araucaria brasiliensis) que procedía de la zona sur de Brasil (por ej. Santa Catarina), aserrada en tablones de diferentes medidas; y la otra, constituida por rollos de maderas duras o semiduras como el cedro, petiribí, guayivira; que provenía principalmente de Argentina (provincia de Misiones) y de Paraguay.
En el primer caso -el caso del pino- al tratarse de una madera más liviana que flota, se preparaba una especie de catre. Cada catre traía aproximadamente 5000 pies de madera. Las tablas eran de diferentes tamaños y espesores y se las acumulaba hasta llegar a veces a los 4 o 5 metros de altura. Luego esos catres se alineaban formando la jangada, que podía alcanzar una extensión de unos 1000 a 2000 m y un volumen de 1 millón a 1 millón y medio de pies6.
Como el rollo era una madera pesada que no flotaba, se construían calcos para poder trasladarla por el río. Éstos consistían en “... una embarcación hecha de madera de pino, de pino hacían… este… hacían como un barco… era como un barco que lo clavaban y entraban los rollos adentro para que flotaran...” (Informante local, Nueva Federación, 2004)
En sus comienzos las maderas -tanto en tabla como en rollo- venían atadas con una especie de liana o enredadera muy resistente, llamada isipó, originaria de la selva brasileña o misionera. El alambre se comenzó a implementar más tarde, aunque según el testimonio de uno de los trabajadores, el uso de la enredadera continuó aplicándose para sujetar los rollos.
Los que transportaban las jangadas
Sobre la jangada se armaban 2 o 3 casillitas hechas de la misma madera, en donde vivían 4 a 5 personas durante la travesía, como nos comentó un informante:
“Venían…bueno…los capataces, los guías, los baqueanos…que se le llama, baqueanos de rió… los que conocían la profundidad del rió para poder viajar”.
A estos trabajadores se los denominaba jangaderos y eran los encargados de cuidar la madera que se transportaba, y ayudar a dirigir la jangada por los rápidos y saltos del río Uruguay que podían traer contratiempos sino se los cruzaban o encausaban correctamente. Para lograrlo, estas personas utilizaban normalmente 2 botadores (especie de remos) cuyos soportes se los colocaba en la punta de la balsa.
En general eran sólo varones lo que convivían arriba de la balsa, aunque en algunos casos los acompañaba algún familiar. También acostumbraban llevar consigo algunos animales chicos para comer, tales como gallinas; junto con los utensilios de cocina necesarios. Armaban el fogón sobre una especie de cuadrado o cerco que llenaban de arena, y la iluminación la adquirían mediante lámparas de querosén.
A las balsas siempre las acompañaban “...unas lanchas, lanchoncitos, tipo remolcadores pero en chico, nada más que para corregirla...” (Informante federaense). Estas lanchas también se encargaban de buscar provisiones en la costa para los jangaderos.
Para poder transportar la madera por el Río Uruguay, se debía esperar que estuviera crecido y alcanzara una buena profundidad. Como nos aclara un informante local:
“La piragua te voy a explicar...la piragua era unos cajones...ancho...como la calle por ejemplo viste...pero...(...)... cargado de madera dura...tablones de madera dura. Y eso...eso calaba, calaba como dos metros viste. Y a donde tocaba una piedra, se rompía...”.
En consecuencia, este tipo de trabajo no era continuo a lo largo del año, sino que se desarrollaba en períodos estacionales específicos “...empezaba mas o menos en septiembre la...visto, era cuando crecía el río, crecía el río...venían las balsas, ha visto. Aprovechaba septiembre, octubre...hasta octubre, fine de octubre...2 meses de crecidas” (trabajador federaense). En casos excepcionales, si el río crecía en invierno, también se aprovechaba para realizar los viajes.
La duración del traslado de la madera desde su punto de partida hasta su finalización también dependía de la variación del caudal del río. Cuando todo andaba bien duraban 2 meses aproximadamente, pero a veces se extendían hasta 6 meses o un año, debido a que la madera se atascaba en el camino. De acuerdo a los informantes, el tiempo desde el sur de Brasil hasta la Vieja Federación, generalmente variaba entre 3 y 6 meses.
El arribo de la jangada era un acontecimiento importante para la ciudad de Federación. El paisaje se modificaba...la costa se transformaba en cuadras y cuadras de madera...
Porque empezaba en la ciudad...iba costeando no cierto...después comenzaba a llegar a la zona de aserraderos...todo sobre la costa...el aserradero iba a parar sobre la costa. Así que...todo, todo junto estaba... (Viuda de un empresario maderero)
A trabajar …
A partir de la llegada de las jangadas, la madera debía pasar por varias etapas, antes de que se traslade por camión hacia la ciudad de Concordia. Las personas que trabajaban en cada una de estas etapas eran nombrados de acuerdo a la actividad que desarrollaban: estaban los lancheros, los lavadores, los cargueros, los carreros, los estibadores, los contadores, los clasificadores.
La gente que necesitaba trabajar se juntaba en la playa, donde estaban esperando los capataces o delegados de los diferentes aserraderos. Allí se seleccionaban las personas que iban a formar las cuadrillas de trabajo….”...unos para la estiva y otros para lavar la madera. La cuadrilla la…la…vamos a decir, la formaban…como es que se dice…un capataz, vamos a decir, el encargado...” (informante local). Normalmente estaban constituidas entre 30 y 50 personas, dependiendo de la cantidad de madera y del tiempo requerido para la finalización del trabajo.
Las primeras cuadrillas en tener contacto con la madera eran la de los “lavadores”, quienes se encargaban de limpiar la madera. Ellos entraban al agua helada del río, hasta la altura de la cintura, desataban los mazos de madera cortando los alambres que sujetaban los troncos (y/o tablones), y con un cepillo lavaban los mismos… “El agarraba un…yo agarraba otro y lavábamos “.
Otro grupo de trabajadores, los cargueros, se encargaban de levantar los tablones y cargarlos en unos carros grandes tirados por 5 caballos, que entraba en el agua hasta la altura de la balsa. Estos carros servían para el pino, pero en el caso del rollo (o tora) se utilizaba “el diablo” o “alfa prima”; el cual estaba constituido por un eje de madera de unos 2 metros que se posaba sobre un semieje transverso al anterior y unido a dos enormes ruedas de carro que facilitaba la carga. Una vez llenos, se dirigían hacia un terreno amplio (de varias hectáreas) ubicado a no más de 4 cuadras, según la disponibilidad de cada Aserradero.
Al llegar el carro con los tablones a estos terrenos, subía el clasificador, que era la persona encargada de evaluar la calidad de la madera. No todas las personas podían o llegaban a ser clasificadores...
Yo después de estivar rollitos de esos, fui contador. Primero de la parte obrera y después fui contador de la parte patronal, porque tenía ciertas facilidades matemáticas. (informante local)
La clasificación que se usaba, en un rango de mayor a menor calidad, era la siguiente: primera, segunda, tercera y cuarta, rechazo (madera con muchos nudos) y refugo (madera podrida). El clasificador cantaba la calidad de madera en vos alta a cada pareja de estibadores, cuya función era hombrear los tablones hasta ubicarlos en las respectivas pilas de madera. El mecanismo de descarga era el siguiente:
… estaba el carrero que con un gancho ayudaba de allá arriba, enganchaba la tabla y tiraba para que el tipo que estaba abajo ponga arriba del hombro. Entonces corría la tabla… como estaba mojada, corría así y el de atrás estaba esperando… tuc… salía, y salían corriendo, y atrás estaba la hilera esperando, o sea que el carro demoraba más o menos 10, 15 minutos en descargarlo... (trabajador de la madera)
El mecanismo para construir una pila de secado o estiba, era el siguiente: primero se colocaban 12 tablones en forma paralela con un margen de 15, 20 centímetros entre si, para que pueda correr el aire. Después se atravesaban 3 tablones sobre éstos, y así sucesivamente, hasta llegar a una altura de 5, 6 metros. Se armaban escalonadamente, desde pilas de madera bajas hasta más altas, y entre las pilas se colocaban planchones (o tablones) de no más de 30 centímetros de ancho por donde debían pasar los trabajadores, caminando o corriendo, para llegar a las pilas más altas. Muchas de estas personas trabajaban descalzos.
Las parejas de estibadores llevaban sobre los hombros tablones de, por lo menos 75 kilogramos de peso.
“…. uno se hacía unas almohadillas...se hacía unas almohadillas y se ataba visto, las almohadillas ...(...)... Para que no te lastime la madera... A mí no, porque a mí se me había hecho un cayo”. (informante)
“Era 2 manzanas llenas de estiva., y nosotros éramos 2 personas que contábamos la madera. Nos poníamos… la estiva era una cosa cuadrada como esa pieza hasta donde esta la mesa suponete, y de alto 2m más arriba… era una cosa grande , y de esa había 300 más o menos… para contar… de distintos espesores; había de una pulgada, una y media, 2,3 pulgada, 4 pulgada. De ancho hasta 12 pulgada, que era 30cm, mas 36mm… y otras de 15cm y de 3 por 3, y otra de 2 por 2… todo así. ( informante)
En esa época los Aserraderos tenían como principal función estivar la madera, como lo aseveran las siguientes frases:
... más que estivar la madera, tenerla ahí… y… nada más. De última podría haber habido una sierra para cortar un tablón de un tipo que quería un tirante… una cosa sí… nada mas... (informante local)
Y bueno… ahí… la madera en rollo si, se cortaba acá, se hacía tablones… acá en Federación… daba mucha más mano de obra… ese… el rollo. Porque la otra era sacarla nomás, secarla y mandarla. (informante)
La duración del secado variaba según la época, en invierno podía llegar a tardar 6 meses, mientras que en verano se necesitaba solo 2 meses.
Los encargados de la siguiente parte eran los contadores, tanto de la parte Obrera como de la Patronal. Las personas encargadas de ocupar este puesto debían tener cierto conocimiento matemático, ya que de sus cálculos dependía la paga de los trabajadores y el control de la cantidad de madera que había que remitir a Buenos Aires.
Su función era la de llevar un registro (contabilizar) de la madera que llegaba a las orillas de Federación, como lo explica uno de los trabajadores:
...Y nosotros contábamos tabla por tabla (...) y había otro tipo en el otro lado con una tiza, de esas tizas de aceite que marcan la madera. Entonces, yo por hilera contaba por ej. 36 en total… ponía 36. De las anchas por ej., que eran 12 pulgada había 8, después de 6 pulgada que había 6. Entonces yo ya decía 8, 6, 5, 4, y entonces el tipo ponía 8, 6, 5, 4… y tenía que dar el total que yo le había contado antes. Entonces después sumábamos todo y hacíamos… eso se llamaba romanéo, un romanéo de madera.
Aunque:
...había curros desde esa época… extraordinarios… en la aduana ...(...)... venía la aduana y contaba… y ahí había vista de aduana, con el patrón que compraba la madera, con el brasileño. El brasileño despachaba suponte yo te digo una suma, 200 mil pies de madera ¿no?... despachaba de Brasil, y el argentino recibía 200 mil pies de madera y nosotros contábamos después 348 mil pies de madera… entendes... entonces desde ese momento se cagaba al fisco (...) Era un arreglo entre el vista de aduana y el comprador de Bs. As.
La última etapa consistía en el traslado de la madera a Concordia por medio de camiones antiguos semi-remolque. El camión atracaba bien contra la estiba, con espacio para que se puedan subir los tablones a mano y en pareja. Una persona ubicada en la estiba empujaba el tablón para que otra persona arriba del camión, agarrara la punta y empujara hacia adelante, así la segunda tomaba la punta de atrás. Se apilaban los tablones en forma ordenada hasta llenar el camión, que luego recorría 55 km. hasta el puerto de la ciudad de Concordia, por una ruta de ripio y arena. Desde allí se utilizaban barcos fluviales, o el ferrocarril General Urquiza, para trasladar la madera a la ciudad de Buenos Aires.
Características del trabajo
Debido al que el trabajo de la jangada era temporal, llegaban trabajadores golondrinas de diferentes partes del interior de la provincia, como de fuere de ella. Estas personas se instalaban por esa temporada o en algunos casos definitivamente.
Al ser un trabajo temporal, a Federación llegaban una gran cantidad de personas de diferentes lugares intraprovinciales (ej. Concordia) como extraprovinciales (ej. Corrientes).
A la mañana se juntaban en la ladera del río donde esperaban los dirigentes del Sindicato junto a los secretarios de los diferentes Aserraderos, que...iba con los cuadernos, una mesa en la costa... y te preguntaba -¿Donde trabajaste vos?, ¿Sabes trabajar?, ¿Te animas?-... –Y...voy a intentar, si aguanto...-, -y bueno, intentá-...se veía un tipo grande, con físico....-mira que no es fácil, pero intentá-. (informante local)
El tipo de contratación vario con el tiempo, al principio...
Ellos contrataban por ejemplo 20 tipos y le decían –la docena 2 con 40 o 3 con 60- entonces el tipo decía –no, 4 pesos-, y así viste, y ellos le decían -3 con 80-, -bueno 3,80 arreglamos- y listo… se terminaba. Era un convenio de trabajo así… de boca en boca, no había mucho...
Pero después aparecieron los...
...Sindicatos… este… cuando se hizo más voluminoso el asunto, porque en principio no fue tan grande, no era tan grande el trabajo… había 1 o 2 aserraderos, después había 10 o 12, 15...
Por lo general, no había un control estricto sobre la edad de admisión y la mayoría de los trabajadores estaban en negro, lo que luego trajo problemas a la hora de adjudicarse la jubilación, como nos comenta uno de los informantes.
...Yo conozco persona que han venido ahora, por ejemplo amigos, que yo he salido testigo de que ellos eran empleados de esa firma viste… y que bueno, ellos tenían que ir a ANSES a buscar la… para poder jubilarse. Y bueno algunos tuvieron suerte, algunos se jubilaron, otros anduvieron dando vueltas ahí hasta que pudieron reunir los años, viste...
El nivel de control sanitario era muy bajo, casi nulo, sumado a que este tipo de trabajo tenía una alta carga de riesgo. La mayoría de los entrevistados aseguran haber observado de ves en cuando algún accidente, como ser: calambres en el caso de los lavadores (principalmente en la gente de 40, 50 años), algunas caídas de los andamios cuando los estibadores corrían por los tablones, llegándose a quebrar o lastimarse el pie o pierna. Mientras otros recuerdan casos donde la persona llego a morir, por ejemplo por el frío del río cuando se trabajaba en invierno, o algunos casos menos comunes que recuerda un testigo de esa época:
... un caso que pasó con un contador de madera, porque después que se terminaba de cargar, el camión corría por ejemplo 10 metros… y vos contabas la madera, para hacer el remito que se vaya con el barco ....(....)... El tipo lo puso no tan lejos de la pila, lo habrá puesto a 3 metros, viste... el camión. Lo puso en punto muerto al camión… el tipo estaba contando as, y no se dio cuenta que el camión se le venía… pac… lo aplastó, lo hizo de goma.
Hay que tener en cuanta, sumado a lo anterior, la dependencia de la mayoría de los trabajadores a la ingesta de alcohol, mayormente caña o grapa. En algunos casos servia “para aguantar el esfuerzo” y la sed, mientras en invierno también se tomaba para apalear el frío. Algunos terminaban borrachos antes de terminar el día.
Otro trabajador nos comenta la preparación de bebida que realizaba con sus compañeros y que resultados les daba:
¿Sabes que hacíamos?...(...)... una grapa media dulce... Montefiore se llamaba, me acuerdo, tenía la etiqueta amarilla. Vos sabes que...agarrábamos la latas...(...)... creo que venían con grasa de 20 kg., unas latas de chapas viste...(...)... Agarrábamos eso...comprábamos hielo, limón....partíamos, echábamos eso, y la llenábamos de agua visto; a las latas las llenábamos de agua y le poníamos una botella o dos de Montefiore. Trabajábamos drogados...seguros pero re drogados..
El trabajo duraba de lunes a viernes y la carga horario dependía de las ganas de los mismos trabajadores y de la época del año. Cuando se terminaba con la madera de una firma se continuaba con otra. Generalmente entraban a trabajar entre las 7 y 8 de la mañana hasta las 11:30, 12 horas; para retomar a eso de las 14 horas. El tiempo de finalización lo determinaban ellos, en algunos casos...
…hasta cierta hora que decían los estibadores. El encargado de las estivas decía: a tal hora nos mandan el último carro…que cargaban en carro vio…la madera (trabajador de la madera)
Mientras que en otros...
... a veces los carreros visto...(...)... querían hacer un viaje de mas... ...por Dios, de eso me acuerdo siempre...querían hacer un viaje de más –bueno, trae una Montifiore y hace un viaje de ma-...(...)... Y se venía...con...hacía un viaje, iba y cargaba...hacía un viaje mas, y después lo echaban los que lavaban –no, ya es hora, tenes que irte... no te cargamo mas- que se yo... (informante local)
Algunos recuerdan que
...los que transportaban, que eran los carros, llegaba por ejemplo uno y le decía –vos sos el último- , entonces él cuando volvía… porque eran 20 carros por ejemplo… el volvía cuando lo descargaron y a los que venían les iba avisando –yo soy el último- , entonces el otro descargaba y se iba, descargaba y se iba.
Aunque cada cuadrilla poseía un capataz, que trabajaba como cualquier otro, todos se vigilaban mutuamente, ya que cada uno dependía del otro para poder ganar buen dinero. En otras palabras, todos debían tirar con las mismas ganas y esfuerzo. Si había alguno que se escondía o aflojaba, sus propios compañeros se encargaban de echarlo.
El monto de ganancia de cada grupo (lavadores más estibadores) estaba estipulado por la docena de tablas acomodadas y secadas. Habían dos personas, una de la Patronal y otra del Sindicato, que esperaban en un lugar determinado por donde pasaban los carros con la madera para estibar. Allí ellos contaban y controlaban la cantidad de madera. El sábado era el día de cobranza, y era todo un acontecimiento... Porque se reunían todos. Había una casillita también que tenía una ventana grande, donde se hacían todas las colas ahí, y como teníamos todas las planillas de pago ahí… éramos 4 los que trabajábamos ahí, a veces 5 o 6. Teníamos todo el dinero ahí, toda la plata… y se les iba pagando en sobre y papeles. Cada uno venía, tenía metido el vale adentro o si no el patrón no le había descontado nada.
El cobro era individual y la remuneración variaba de acuerdo al tipo de trabajo. Los que más ganaban eran los clasificadores, ya que requería un cierto aprendizaje. Los estibadores cobraban un poco más que los lavadores, ya que su trabajo implicaba más esfuerzo y riesgo que el de lavador (opinión personal). El carrero cobraba por madera transportada y el lanchero por viaje realizado. Cada cuadrilla podía llevar un control de sus ganancias...
El tipo contaba a la madera porque venía estibada... arriba del carro...contaba cuantos pies y anotaba visto. Y a la tarde sumaba, y ya nosotro sabíamos la que íbamos ganando...cuento...(...)...dividía visto... ya sabía mas o menos cuanto...(...)... A veces éramos 8, éramos 16 tipos visto... 8 parejas eran visto. Y el aguatero que nos traía agua...que a ese le dábamos el día sábado; juntábamos entre todos y... le dábamos al aguatero que nos traía agua...nos iba a buscar la Montifiore... (entrevistado )
En líneas generales el sueldo alcanzaba para vivir, pero la ganancia duraba sólo la temporada de madera, unos 3 a 4 meses, dependiendo del tipo de trabajo que desarrollaban.
...pero por lo menos...para seguir trabajando, sostenerse vamos a decir...había vio. No era de ganar mucha plata pero por lo menos alcanzaba para...vestirnos...por lo menos vivir, subsistir en la vida (trabajador local).
El fin de las jangadas. Comienza una nueva etapa
La finalización de las jangadas se fue produciendo de a poco y como resultado de varios factores. Por un lado, en Brasil comenzó a mermar la explotación de la madera. Paralelamente, a partir de los préstamos otorgados por el gobierno peronista, comenzó en la zona un plan de forestación de eucaliptus y pino. A esto se le suma los cambios en los medios de transporte, principalmente en la mejor calidad de las redes viales y la extensión de las mismas.
Para mediados del los ´60 las jangadas comenzaron a ser un recuerdo para los federaenses. La industria maderera local crecía aceleradamente.
“Cuando se termino la balsa… nosotros decíamos la balsa de pino y todo ese tipo de cosas… eh… como ya había aserraderos hechos, se empezó a experimentar con el eucaliptos saligna… que había mucho en esa época… en los años 60 más o menos se empezó a experimentar… y bueno… hoy es una industria que está en funcionamiento no solo acá sino en muchos otros lugares … y este…por eso yo digo que tenemos cultura maderera el federaense… nos gusta mucho el trabajo de la madera”. (entrevistado local)
Consideraciones finales
En primer lugar, el discurso de los entrevistados expresa la importancia de las jangadas, no sólo para sus vidas, sino para la actividad económica local, en una etapa que, como ya puntualizamos, fue desde fines del siglo XIX hasta inicios de la década del ´60. Además, se observa claramente que si bien el tipo de trabajo era muy sacrificado, los trabajadores demuestran una añoranza por aquellos tiempos, dado que está vinculado con sus años de juventud.
Por último, las declaraciones de los trabajadores reafirman que la actividad maderera fue ocupando un lugar importante en la construcción de la identidad federaense actual, constituyéndose en parte del patrimonio local, como queda expresado en el siguiente testimonio:
“(…) Debido a eso en Federación… yo no se si vos has profundizado en el federaense… tiene una cultura maderera, que viene de ahí yo creo. Vos pregunta sino en los barrios, en todas las familias, tuvo que haber alguno que trabajaba en la madera, o que fue carpintero o que trabajó en la estiva de la madera…. Y vos fijate sino también en las casas, es un detalle que a lo mejor vos no te has dado cuenta pero todos tienen mucha profusión de madera, sino es machimbre, tirantes…”
Agradecimientos
Queremos agradecer por su colaboración y tiempo a los entrevistados Sres. José Pedro Flurín, Ángel Quiroga, Andrés Montenegro, Luciano Martínez, José María Centurión, Juan Francisco Aispuru y a las Sras. Vera Ferrando y Rosa González. También hacemos llegar nuestra gratitud a la Profesora Dina Burna por habernos apoyado en el trabajo de campo.
NOTAS
Lic. en Antropología. Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. E-mail: martinezluc@gmail.com.
2 Dra. en Antropología. Universidad Nacional de La Plata. E-mail: mrcatullo@fibertel.com.ar.
3 Remarcamos que el presente trabajo está desarrollado a partir de entrevistas realizadas en el año 2004 en la ciudad de Federación, por el Lic. L.H. Martínez, dentro del Proyecto “Proyectos de Gran Escala, Identidades y Memorias en Mercosur. Análisis comparativo de represas hidroeléctricas en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”, dirigido por la Dra. María Rosa Catullo.
4 La ciudad de Federación fue inundada y relocalizada en 1979 a 5 km de su antiguo asentamiento, como consecuencia de la construcción de la represa binacional argentino-uruguaya de Salto Grande.
5 Los entrevistados usaban indistintamente el término balsa y jangada.
6 En la industria de la madera es usual utilizar el «pie maderero», tratándose en este caso de una unidad de volumen. Su valor es el que corresponde a una pieza cuadrada de 1 pie de lado y 1 pulgada de espesor. 1 pie maderero es igual a 2.359,737216 cm3 (30,48 cm * 30,48 cm * 2,54 cm).
Bibliografía
CATULLO, María Rosa (2006): CIUDADES RELOCALIZADAS. Una mirada desde la Antropología Social. Editorial Biblos, Buenos Aires.
POENITZ, Erich L. W. Edgar (1974): El futuro de Federación: ¿Un traslado con retorno?, Editorial Grafelco, Concordia.
POENITZ, Erich L. W. Edgar (n/d): Fundación de Mandisoví, Imprenta Los Gráficos, Victoria.
ILUSTRACIONES
Fig.1. Ubicación actual de la ciudad de Federación al borde del Lago de Salto Grande, provincia de Entre Ríos. Datos propios.
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